Apoliticismo y laicismo. Mi receta ante la situación actual de España

El próximo 9 de Marzo volvemos a tener elecciones. Ante el clima de crispación, el inexistente debate serio entre las principales fuerzas políticas, el insulto fácil, la demagogía más rastrera (tanto de unos como de otros) y con la iglesia metiendo el hocico en política cada dos por tres, no me puedo quedar callado. Creo que la mejor opción es salir en defensa del apoliticismo y del laicismo.

José Luis Rodríguez Zapatero tiene toda la razón del mundo en criticar la postura oficial de la jerarquía eclesiástica española. Es vergonzoso que, a día de hoy, en pleno siglo XXI, la jerarquía eclesiástica se quiera dedicar más a la política que a ejercer su misión evangélica con sus feligreses cristianos. Pues a nadie se le escapa que las manifestaciones en supuesta defensa de la familia no son más que "meetings políticos" en contra del matrimonio homosexual.

Posiblemente el Papa Nazinger, Rouco Varela y compañía añoren los tiempos de Torquemada y de la inquisición limpiando la península de moriscos y anussim, el reinado de sus católicas majestades Isabel y Fernando o la dictadura franquista, momentos en los que el poder y el báculo estaban íntimamente relacionados. Les gustaría que esto fuera la españa de Felipe II o la de Carlos IV, pero afortunadamente el laicismo se abre paso en la sociedad española y ellos se van a quedar para "vestir santos". Pero con eso no basta. Señor Zapatero, trabaje por una educación laica y por un estado laico sin discriminaciones religiosas. El camino no es fácil pero queda menos trecho que hace cuarenta años.

Fuente de la foto: mundo de sombras.