domingo, 5 de agosto de 2007

La casa dividida de Palestina.

Estimados lectores:
En anteriores entradas ya mostré el análisis simplista y maniqueo de varias webs de la extrema izquierda europea acerca de la toma del poder de Hamas en Gaza y de las posibles perspectivas de futuro tras ese putsch y tras la creación "de facto" de dos entidades palestinas opuestas: Gazastán y Fatahland.
A continuación, voy a reproducir un interesante artículo donde se analiza desde un punto de vista palestino la situación actual de la región, tras el golpe de Hamas en Gaza, y las perspectivas exitosas de un tratado de paz con Israel. El autor es el profesor Mkhaimar Abusada, docente de ciencias políticas en la universidad Al-Azhar de Gaza.
Personalmente, no estoy de acuerdo con todas sus afirmaciones, pero me ha parecido un análisis interesante. Sin más preambulos, os dejo con el artículo.
La Casa dividida de Palestina.
por Mkhaimar Abusada.
El llamamiento del Presidente George W. Bush en pro de una nueva conferencia de paz a Israel, Palestina y los Estados vecinos que respaldan una solución consistente en la existencia de dos Estados es una noticia digna de beneplácito, aunque muy tardía, pero los intentos de reanudación del proceso de paz afrontan ahora una realidad radicalmente nueva: ahora hay que contar en el proceso con dos entidades palestinas mutuamente hostiles en la Gaza gobernada por Hamas y la Ribera Occidental, dirigida por Al Fatah.

El enfrentamiento Hamas-Al Fatah señala un cambio espectacular en la política palestina, cuyas prioridades máximas hasta ahora han sido el fin de la ocupación israelí y la creación de un estado independiente. Además, complica enormemente las negociaciones de paz, para las cuales los palestinos y el Cuarteto (los Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas y Rusia) partieron de la premisa del mantenimiento de la Franja de Gaza y la Ribera Occidental como una sola unidad territorial.

Resulta irónico que esos territorios resultaran reunidos por la victoria de Israel en la guerra de 1967, después de 19 años de separación. Antes, Egipto había gobernado Gaza, mientras que Jordania se anexionó la Ribera Occidental. Bajo la ocupación israelí y después con la creación de la Autoridad Palestina (AP) en 1994, esos territorios permanecieron separados geográficamente, pero no políticamente. La toma del poder por Hamas en Gaza ha puesto fin –al menos de momento– a esa unificación política.

El presidente palestino Mahmoud Abbas ha formulado ahora sus condiciones para el diálogo. Hamas debe retirar sus hombres armados de todas las sedes de la seguridad que ocuparon, devolver el poder a la autoridad legítima y disculparse ante el pueblo palestino. Aunque la división interna perjudica el interés nacional de los palestinos, no es probable que, en medio de acusaciones e incitaciones mutuas, ese diálogo entre Al Fatah y Hamas se celebre pronto.

Pero el miedo que más consume a Mahmoud Abbas y a Al Fatah es el de que el conflicto con Hamas se extienda a la Ribera Occidental. Para evitar esa posibilidad, Abbas ha prohibido todas las milicias y grupos militares en ese territorio, incluidas las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa del partido de Al Fatah. Abbas ha logrado convencer a Israel para que conceda una gran amnistía a muchos fugitivos de Al Fatah en la Ribera Occidental, que se unirán a sus aparatos de seguridad.

Abbas ha pedido también a Israel que permita a la Brigada Badr de la OLP, actualmente estacionada en Jordania, entrar en la Ribera Occidental. Así, Abbas contaría con una tropa suplementaria de 3.000 hombres bien equipados y capacitados. A raíz de la intervención del rey Abdullah II de Jordania, Israel parece haber accedido a permitir la entrada de la Brigada Badr con todas sus armas y municiones.

Para que Al Fatah llegue a ser un interlocutor válido para la paz y recupere el apoyo de la base, debe reformarse y acabar con la corrupción generalizada que ha socavado su reputación. Además, Abbas debe compartir el poder con dirigentes más jóvenes y disciplinados. Israel puede ayudar a Abbas liberando al importante dirigente de Al Fatah Marwan Barghouti, que actualmente esta cumpliendo cinco cadenas perpetuas en una cárcel israelí. Dada su influencia en las milicias de Al Fatah, la liberación de Barghouti podría ayudar a Abbas y a la desacreditada dirección de Al Fatah e impulsar a la generación más joven de Al Fatah.

Israel está dividido sobre la actitud que adoptar con Hamas, lo que también complicará el inicio de las conversaciones de paz. Algunos israelíes sostienen que se debe alentar a Hamas para que restablezca el orden dentro de Gaza y dé garantías a sus vecinos. Si Hamas consigue restablecer el orden en Gaza, impedir la violencia contra Israel y poner fin a los ataques con cohetes contra ciudades y pueblos israelíes, podría evitar la intervención militar israelí.

Pero la opinión predominante en Israel es la de que Hamas es una amenaza directa y no está dispuesto a poner fin a los ataques contra Israel. Para este país, los combates del año pasado contra Hezbolá en el Líbano mostraron los riesgos que entraña permitir a los islamistas radicales consolidar su poder en la frontera de Israel. Es probable que, tarde o temprano, Israel afronte militarmente a Hamas, tal vez volviendo a ocupar incluso Gaza.

Una razón por la que los países vecinos pueden participar en las conversaciones es la de que Egipto y Jordania temen que Hamas empiece a apoyar activamente a los grupos de oposición islamista de esos países. Además, preocupa a Egipto, Jordania y Arabia Saudí, los tres principales regímenes musulmanes suníes, que Gaza llegue a constituir una base para su enemigo regional que no es árabe: el Irán chiíta. Su miedo se basa en el apoyo iraní a grupos islámicos –suníes y chiíes- en el Iraq, el Líbano y Palestina, además de en su actual relación con Siria.

Si la división entre Hamas y Al Fatah provoca otra división territorial, las aspiraciones nacionales de los palestinos sufrirán el mayor revés del último medio siglo. Aunque la inmensa mayoría de los palestinos rechazan el uso de la fuerza para zanjar esa lucha por el poder, muchos acogen con satisfacción el cambio en Gaza, donde Hamas ha limpiado las calles de milicias armadas y ha restablecido cierto grado de legalidad y orden.

Los palestinos afrontan una realidad dura. Sean cuales fueren las medidas adoptadas para afrontar a Hamas socavarán el proyecto nacional palestino. Una casa dividida contra sí misma no se puede mantener, dijo Abraham Lincoln, y una Palestina dividida contra sí misma nunca conseguirá su independencia.

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