Hoy se cumplen cuatro años de la invasión de Irak por parte de EEUU y sus aliados, entre los que se encontraba España, presidida por José María Aznar. Es inútil volver a tratar aquí de manera detallada lo injusto de la guerra y los verdaderos motivos que la provocaron, pues está sobradamente demostrado que ni había armas de destrucción masiva, ni existían vínculos del régimen baazista - nacionalista árabe - con el integrismo yihadista de Al - Qaeda. La guerra y posterior invasión de este país árabe fue básicamente por motivos de geopolítica, de depredación de recursos, y de beneficiar los intereses de las grandes multinacionales petrolíferas, armamentísticas y de la construcción, tanto estadounidenses como europeas, que están sacando tajada con la extracción del oro negro, con el tráfico de armas y con la reconstrucción del país.
En su edición de hoy, en tan desafortunado aniversario, El País ha publicado un interesante artículo sobre la situación en Bagdad tras cuatro años de ocupación militar anglo-estadounidense y de guerra civil intercomunitaria encubierta. La capital más moderna y dinámica del mundo árabe en los años setenta hoy está en un estado caótico y ruinoso:
"Una mirada atenta descubre enseguida las heridas de la última batalla, apenas el preludio del laberinto de sangre en el que han desembocado cuatro años de ocupación. Al otro lado del río, la central telefónica de Al Rashid sigue agujereada como un queso gruyère. En éste, el antiguo Ministerio de Planificación ni siquiera ha recuperado los cristales de las ventanas. Pero es sobre todo en los sonidos donde se reconoce el trauma de esta ciudad un día bautizada de la Paz.
Nadie se ocupa de regar las palmeras, y una capa de polvo ha envejecido cien años los edificios y sus habitantes. Ya no hay parejas de novios haciéndose fotos frente al Monumento a la Libertad en la plaza de Tahrir, ni artesanos golpeando el cobre en el zoco de Al Rashid, a la sombra del palacio abasí y la Universidad de Al Muntansiriya. Rusafa, la orilla oriental y el verdadero corazón de la ciudad, es ahora un cadáver en descomposición que evitan la mayoría de los bagdadíes. Los puestos de control policiales han convertido Saadún, la Gran Vía de Bagdad, en una pista de obstáculos, y sus vecinos sufren un atasco permanente durante las horas en que no hay toque de queda".
La desesperada y caótica situación de Bagdad y del resto del país son la mejor muestra de la nula planificación de la post-guerra llevada a cabo por la administración Bush. La desintegración del ejército iraquí y del partido Baaz provocaron una situación de desgobierno y de anarquía durante las primeras semanas de postguerra y provocaron que muchos de sus miembros, obligados a un paro forzoso y bien entrenados en el arte militar, engrosasen las filas de la insurgencia suní. Así, invalidando la columna vertebral del estado, en lugar de depurarla, se acceleró la desintegración de la supraestructura estatal y se favoreció a la anarquía reinante.
Otro grave error fue confiar en los chíies moderados laicos para relanzar un gobierno autóctono y vasallo, pues son muy minoritarios y con muy poco arraigo en su comunidad, que mayormente está controlada por los lideres religiosos, más o menos moderados, aliados de Irán. De hecho, creo que EEUU tendrá que negociar tarde o temprano con el régimen de los ayatollahs si no quiere perder totalmente los papeles en el avispero iraquí. Además, esta alianza con Chíies y Kurdos en el norte del país ha marginado a los sunníes, que apoyan de manera más o menos abierta a la insurgencia, y esta marginación política también es un factor importante para entender la guerra civil intercomunitaria que existe en el país árabe desde hace más o menos un año.
Si a esto le unimos el total desprecio por la población civil y por el cumplimiento de los derechos humanos que manifestan las tropas ocupantes de la cualición (Abu Ghraib, matanzas indiscriminadas como la de Haditha, y todo tipo de abusos), tendremos los ingredientes adecuados para que este coctel de odio y de violencia alcance cotas inimaginables hace cuatro años.
Cosas de la vida,
la invasión estadounidense de Irak en el 2003 finalmente puede beneficiar a la república islámica de Irán puesto que, además de haberles eliminado un enemigo terrible, existe un riesgo importante de que Irak o al menos parte del país se conviertan en un satélite de la república iraní. Quizás, a fin de cuentas, uno de los más beneficiados de la invasión iraquí sea el islamista y judeófobo presidente del gobierno iraní Mahmoud Ahmadineyad.
Aunque actualmente las perspectivas no sean precisamente muy halagüeñas, espero que en un futuro el pueblo iraquí pueda vivir en paz, en un estado libre y soberano, y con la seguridad que todo el mundo merece.
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